I may be on the side of the angels, but don't think for one second that I am one of them.

18.11.14

En un principio, cuando conocí a quien hoy día es mi mujer, nos fundió la pasión por la literatura, y de forma puntual, la narrativa del autor de “El Viejo y El Mar”. Después disfrutamos del tiempo de cortejo y al transcurrir pocas lunas azules éramos el uno del otro.
El regodeo de saber que habíamos acertado para siempre resultaba enternecedor. Psique y atracción animal, engrasadas exactas. Haciendo el amor, abrasivos, flirteando con la adicción mutua.
Y una de esas noches de vesubiana brega carnal en nuestro tálamo -mitad serrallo, mitad sacristía- llegando al punto en que los mil cristales se rompen, y aún traspasándolo por el puente de la albahaca, ocurrió algo, pues se fue la luz, tembló el suelo y el edificio se agitó en un suspiro, dando un suave brinco la cama bajo nosotros, comatosos de placer. Entonces impepinablemente sonreímos, al recordar tras varios años a Ernest Hemingway, premonitorio, aseverando que el orgasmo perfecto cosquillea La Tierra.

-El hipocentro en Hemingway